El punto más álgido de la temporada llega con el calor aplastante del verano, y la sabrosa resaca de las vacaciones; vacaciones de las que he querido salir para desempolvar la pluma y mezclar la tinta para dedicarle unas líneas más al toro, y a esos pueblos españoles que están de fiesta, que con orgullo ofrecen su plazuela de toros y sus toreros para hacer disfrutar a propios y a extraños, porque estamos en verano, de vacaciones, donde el único profesional que no descansa es, el torero , quien mantiene viva la llama taurina mientras el otoño asecha.
Esta, es la época en la que los pastos se secan, el tendido se calienta, y las costas se ven provocantes, y los toreros caen. Los toros se enflacan, porque los pastos están secos, las plazas lucen vacías, porque los tendidos están a grados exorbitantes de temperatura mientras el sonido del mar de Alfonsina llama a la gente para una reunión subacuática, y los toreros caen, porque recorren España de cabo a rabo, toreando todos los días, durmiendo en el carro o el tren, viviendo de prisa, mientras el verano, poco a poco, va cobrando su aguinaldo, antes de despedirse.
Las ferias se hacen largas mientras pasa el verano, y los toreros más importantes comienzan a flaquear, ya no cortan sendas orejas, ya van sin ganas; cosa que molesta al público, que es obvio, porque paga, pero que es entendible, porque el arte con esa continuidad deja de ser arte, y ¿Cómo se le pide al torero que te de faena, cuando las zapatillas se derriten sobre la arena calentada por el sol? Además, las musas también se cansan, esta musa que tengo yo, que se habían ido de vacaciones, es un poco terca pero aquí está para escribir un par de canciones.
La época más intensa de la temporada transcurre, porque las arenas del reloj no hay quien las pare, porque los días no pasan en vano, y el cuerpo se resiste al desmayo. Deja a los aguerridos toreros tendidos en la arena sangrante, mientras el público verdadero, el que paga, se duele por los toros flacos y los toreros sin musas, que no llegan que pareciera que le hicieron caso a Alfonsina y se fueron al mar, este es el verano, el más hermoso del mundo, el verano taurino.
Luis Javier Medina
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